
El protagonista de "Gran Torino" es un veterano de la guerra de Corea, que acaba de perder a su mujer y que no siente demasiada simpatía (por no decir ninguna) por los inmigrantes. Pero, cosas de la vida, resulta que vive en un barrio donde se están instalando todo tipo de razas: afroamericanos, asiáticos, latinos... Y para más 'inri', la relación con sus hijos es mala tirando a peor, en parte porque él es un cascarrabias y en parte porque sus hijos son un tanto egoístas. Vamos, que él se convierte en un viejo solitario, con malas pulgas y que no quiere nada con nadie.

Con este punto de partida, una sucesión de acontecimientos relacionados con las guerras de bandas locales hará a Walt (Clint Eastwood) implicarse en la vida de sus vecinos y cambiar su opinión sobre ellos y viceversa. La amistad, el cariño y la violencia callejera se entremezclarán en una historia con fuertes tintes sentimentales. Pero bueno, no quiero contaros mucho más, que yo no soy de reventar películas y prefiero que lo descubráis vosotros mismos.
La peli está muy bien, aunque quizá peca de no ser demasiado novedosa, pues esta historia seguro que os sonará haberla visto antes. En cualquier caso, tiene un ritmo muy bueno y a mí me gustó en especial la música (con un tema interpretado por el propio Eastwood a dúo con Jaime Cullum) y, por motivos personales, la relación de Walt con su perra. Así que, ya podéis ir sacando las entradas, porque la película merece la pena. Y, por cierto, por si os lo estábais preguntando, "Gran Torino" es un modelo de coche... y hasta ahí puedo leer.
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