UN PLATO QUE SE SIRVE FRÍO

La historia le debía una final al Chelsea y ayer se la concedió. Y eso que no se le podían poner peor las cosas: con 2-0 en el marcador, un jugador menos, uno de sus centrales lesionado... Pero el fútbol tiene estas cosas, sobre todo cuando hay jugadores como Drogba sobre el campo. La fe y la lucha del marfileño fueron toda una pesadilla para la defensa blaugrana, tanto en la ida como en la vuelta. Los de Di Matteo marcaron justo en el mejor momento en que podían hacerlo y sacaron un provecho impensable de sus escasas jugadas de ataque. Mientras, en el Camp Nou esperaban que Messi les salvase, pero el argentino no apareció. Ni siquiera el árbitro apareció. Y pasó lo que tenía que pasar, lo mismo que habría ocurrido en ocasiones anteriores, si no fuese por lo que todos sabemos pero no todos quieren reconocer.
Ahora empiezan los debates sobre si ha terminado el ciclo triunfal del Barça, si el equipo debe renovarse, si continuará Guardiola... En mi opinión, el Barça tiene un problema: por un lado, tiene jugadores muy buenos pero bastante talluditos (como Puyol o Xavi), que ya no pueden rendir siempre al cien por cien, y por otro, tiene jugadores que han estado rindiendo muy por encima de su nivel real (como Piqué, Busquets, Mascherano o Pedrito) y que, ahora que el equipo hace aguas, revelan su verdadero potencial. Me recuerdan, por ejemplo, a Amavisca en el Real Madrid de Valdano; el cántabro se salió y hasta llegó a ser internacional, pero cuando el equipo empezó a flojear, desapareció. Es lo que tiene entrar en un equipo que funciona como una máquina, que cuando las piezas dejan de estar bien engrasadas, las más débiles se acaban rompiendo.
El camino a la quinta del Barça se ha visto truncado, pero el de la décima del Madrid prosigue esta noche. Esperemos que estén a la altura y nos veamos con Drogba y compañía en Munich.