Tras dos días festivos en Madrid para meditar y reflexionar sobre la eliminación, está claro que no hay nada como tomarse estas cosas con buen humor. Sólo faltó un pelín de suerte, quizá la que le sobró al Borussia en el partido de ida. El equipo calló las bocas de todos aquéllos que se reían del "espíritu de la remontada" y demostró que la hazaña era perfectamente posible. Con algo más de puntería en los primeros 15 minutos o que el gol de Benzema hubiese entrado cinco minutos antes, estaríamos en Wembley. Eso sí, los jugadores también demostraron que, si hubiesen jugado con las mismas ganas en Dortmund, la eliminatoria habría sido bien diferente. Sergio Ramos suele decir muchas tonterías con un micrófono delante, pero el martes no pudo estar más acertado, tanto en el campo como fuera de él. "Con que hubiésemos salido allí con la mitad de actitud que hoy...". En fin, una lástima que sólo el Barça con su ridículo del miércoles pudo aliviar un poquito. La Décima tendrá que esperar... a otro año, a otro equipo y posiblemente a otro entrenador.
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